martes, 26 de marzo de 2019

El bólido de Murcia: el programa


El pasado viernes comentamos en exclusiva en Otros Mundos, un extraño caso ocurrido en enero en la provincia de Murcia. Hace pocas fechas, y a raíz de la noticia que ofrecimos en OM sobre el meteorito de Cogollos de Guadix, un oyente del programa se puso en contacto conmigo para dar conocimiento de lo que pudo vivir hace pocas semanas.

Mapa de situación remitido por el testigo

El testigo es un hombre que vive en Jumilla y que –por motivos personales- recorre en coche frecuentemente el trayecto que separa esta localidad de la de Molina de Segura. El pasado 10 de enero era un día aparentemente como otro cualquiera. Hacia las 20.30 horas, nuestro testigo se encontraba transitando solo en su coche por esta vía, la A33, aproximadamente entre el kilómetro 3 y 4 de la misma, en dirección sureste. Circulaba a una velocidad de 105 kms/hora cuando un vehículo le pasó velozmente por la izquierda.

A  los pocos segundos, también a su izquierda, algo apareció de la nada y de forma súbita. A unos 100 metros de altura o menos y una distancia de 150 m. aproximadamente de su posición,  ve algo realmente extraño.

El hombre lo describe como un haz de luz muy potente con forma de cilindro, de unos 2 m de diámetro por unos 4 m de longitud. Por lo que pudo ver, y según sus palabras: “dicha luz parecía ser de fuego,  como si fuera una deflagración, aunque no lo podía asegurar debido a lo rapidez del suceso, y fue aumentando de tamaño como si fuese un globo cuando lo inflas.”


El avistamiento fue muy breve, quizás unos tres segundos. A pesar de ello, nuestro informante pudo ver que el bólido luminoso se movía a una velocidad enorme -en una trayectoria casi paralela al suelo- y, lo que es más sorprendente si cabe, unos metros antes de chocar contra el suelo, el objeto se desvaneció en la nada. En ningún momento el testigo refiere haber escuchado ningún sonido extraño.

Nuestro conductor pudo ver cómo el vehículo que le acababa de adelantar frenó. E incluso un camión que también iba adelantando ese coche  delante de su vehículo, también lo hizo. Esto quiere decir que, muy probablemente, ambos conductores vieron lo mismo que nuestro testigo y, en ese momento y ante la sorpresa, frenaron sus vehículos.

Imagen del lugar tomada por el testigo

Aquella noche el cielo estaba despejado. No había lluvias ni tormentas. Tampoco existen torres de alta tensión en la zona o subestaciones eléctricas que pudieran atraer algún fenómeno atmosférico inusual.  Se trata de un área de cultivo, con árboles frutales. Una zona de carretera recta y llana que permite ver bien sus alrededores. Nada extraño, en principio.

También se ha descartado que lo que vio el testigo pudieran ser fuegos de artificio procedentes de alguna celebración cercana. Ninguna festividad tuvo lugar ese día y a esa hora por la zona. La Red de Investigación sobre Bólidos y Meteoritos, con varias estaciones cercanas de seguimiento, tampoco detectó anda anómalo esa noche…

Imagen del lugar tomada por el testigo

¿Qué vio el testigo en la carretera que une Jumilla y Molina de Segura? Escucha el programa del pasado viernes en este enlace de Ivoox.



viernes, 15 de marzo de 2019

Esta noche, el “Bólido de Murcia” en Otros Mundos, con Javier Resines


Esta noche, a partir de las 22.00 horas, he sido invitado a participar en Otros Mundos, el programa de misterio dirigido y presentado por Javier Belmar.


Hoy  daremos a conocer en primicia un reciente caso sucedido en Murcia. Nuestro testigo se topó con algo insólito mientras circulaba con su vehículo en una apacible noche del mes de enero pasado.

Este encuentro nos servirá como punto de partida para comentar  qué se mueve por nuestros cielos, contando –para ello- con la inestimable presencia del investigador  Daniel Ransanz, a punto de continuar con su gira de presentación de sus últimas obras, El Diario de Promón y Biosférica 3.0, de la que he tenido el placer de escribir el prólogo y un pequeño capítulo.




martes, 5 de marzo de 2019

Una bola de fuego sobre el norte peninsular


Cuando aún seguimos pendientes de los últimos datos sobre los meteoros que cayeron en Cogollos de Guadix hace pocas fechas, un suceso similar tuvo lugar en el norte peninsular tan solo dos días después.

Un bólido fue avistado en la noche del martes 12 de febrero sobre el cielo del norte de León y en distintos puntos de Asturias, Galicia y Cantabria. «Una bola de fuego con una cola verde. Espectacular, increíble”, en palabras de los numerosos testigos que en las redes sociales quisieron dejar testimonio del fenómeno. Eran las 20.49 horas del martes.

Imagen del bólido captada por un conductor en Santander desde su vehículo.

La presencia del veloz bólido apenas duró tres segundos, con una trayectoria noreste desde Compostela, a través del mar Cantábrico, y con punto final  alrededor de 150 kilómetros de la costa del Principado, según atestiguó el director del Observatorio Astronómico Ramón María Aller de la Universidade de Santiago (USC), José Ángel Docobo, tras analizar los testimonios recibidos desde los puntos donde el fenómeno luminoso fue avistado.

Docobo, ha precisado que "lo más probable" es que haya sido "una piedra cósmica que entró en la atmósfera". Tras descartar el Observatorio de que pudiera tratarse de un cohete o un satélite artificial, indicaron que era un bólido, «un tipo de fenómeno que no es raro, pero obviamente no ocurre todos los días».

Es cierto que no se producen todos los días, aunque la Red  de Investigación sobre Bólidos y Meteoros ha recogido bastantes casos ocurridos durante las últimas semanas sobre nuestros cielos. Así, se han registrado -en lo que llevamos de año- una decena de sucesos de parecido carácter en distintos lugares de la Península que pueden ser consultados en su web.

Según la esta institución, se denomina bólido o bola de fuego a las estrellas fugaces más luminosas, aquellas que igualan o superan el planeta Venus (magnitud de brillo -4 o inferior). Estos fenómenos son producidos cuando una roca de origen interplanetario penetra en la atmósfera terrestre a velocidades comprendidas entre 11 y 73 km/s. Suelen ser rocas desprendidas de asteroides, cometas o, más raramente, de la Luna o Marte